MABEN ÑI PVJI / Espíritus femeninos

Es lo que este mes se han manifestado frente al llamado del entendimiento. Me siento honrada como mujer mayor de poder escribir estas palabras para dar inicio a este tercer newsletter, numero simbólico en todas las tradiciones espirituales. 

Lo que marca este mes y comienzo de una nueva era, es el juramento de los 155 ciudadanos y ciudadanas, diversos, paritarios en género, y de todas las etnias originarias de nuestro país, para escribir una nueva constitución que nos rija y nos de una nueva estructura de convivencia. 

Para presidir la asamblea, que sesionará durante un año, fue elegida democráticamente por sus integrantes, una mujer mapuche, Elisa Loncón Antileo, de 58 años, doctora en lingüística y defensora de las tradiciones y lengua mapuzungun.

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El título de esta columna no es casual. Se lo he pedido prestado a Elisa Loncón, de sus cuentos escritos de tradiciones orales de su familia.  Su presencia y prestancia,  su vestimenta, su voz, sus palabras, nos trajo el comienzo de la sanación de una herida que aún duele, el olvido de nuestros orígenes y el valor del espíritu femenino representada por la madre. 

Ese día tuvimos varios espíritus femeninos representados en más de una madre. Elisa la madre primigenia, cuidadora y defensora de su tribu y de la nueva tribu que adoptó naturalmente, haciéndola propia y Carmen Gloria Valladares, presidiendo y dándole carácter legal a la ceremonia, la madre de los nuevos tiempos, firme, formal, con postura, elegante, altiva, decidida, piel que cuidaba el tesoro del entendimiento: la escucha respetuosa, gentil, y generativa que hace posible el diálogo.

El espíritu femenino estuvo a prueba. El conflicto que ocurre dentro del recinto, no fue ajeno a la represión que estaba ocurriendo puertas afuera, antes de comenzar la solemne sesión. Una mujer, de las propias constituyentes, es la que pone el tema a gritos, golpeando la mesa para ser escuchada. 

Era la voz de millones de mujeres que no han sido escuchadas por milenios. Un grito ancestral protagonizándose. 

La actitud corporal de Carmen Gloria, era de autoridad, que al arremangarse la blusa, podía ser ser leída como antesala a la imposición, actitud con la cual los chilenos y las chilenas estamos muy familiarizadas.  Ella representa la mujer de los nuevos tiempos, con un liderazgo firme y contenedor, amoroso. 

Aún no estábamos siendo conscientes de lo que se estaba queriendo manifestar. Carmen Gloria, se da un segundo y se agacha desde su testera para escuchar lo que la mujer gritaba con desesperación. Fue un momento de recogimiento nacional, de silencio lleno de tensión de quienes estábamos siguiendo este evento inédito, e iniciativo. 

El espíritu femenino en equilibrio se manifestó: decide suspender por unos minutos el evento, para tomar conocimiento de lo que estaba ocurriendo. Esto no solo ocurrió una vez, se repitió un par de veces más, y la convicción de que era el camino, de soltar y no controlar acompañado de la paz-ciencia, se impusieron para darle lugar a un bien superior: legitimar el diálogo teniendo en el centro el escucharse.  

Esa escucha, que frente al conflicto o la crisis, es capaz de dejar las propias convicciones y certezas, suspendidas por un instante, para escuchar a el/la otro/a como legítimo/a y lograr cambiar el rumbo de los acontecimientos.  Cuando nos sentimos vistos/as, reconocidos/as, la relación cambia. Ya no estamos peleando por tener la razón o quién gana o pierde. Entramos en un espacio superior de consciencia, que es el bien mayor. Es el contacto con el sentido de lo que hay en juego. 

Los coaches conocemos esa escucha que la practicamos con todos nuestros coachees y clientes. Es la voz del espíritu femenino que está saliendo de las cuatro paredes, comenzando a trascender el yo individual hacia la aparición del nosotros como el yo colectivo. 

Pamela ZahlerComentario