Qué aprender y desaprender para contener en la nueva era
Mis queridas y queridos coaches, estamos cerrando un ciclo de escritos sobre el género, las generaciones y los ciclos de vida, tres dominios presentes detrás de cada quiebre en nuestras relaciones. Cada uno de ellos cambia como lo hace la cultura y los paradigmas que incorporamos sin percibirlos. Son las voces profundas que guían nuestra realidad cotidiana y dan sentido a nuestras vidas. En este artículo revisaremos cómo esas tres dimensiones constitutivas han cambiado y cuál será el próximo paso si queremos contener a las personas y las organizaciones en el futuro.
Nombrar para existir
Ser hombre, mujer, trans o ser generación x, millennial o baby boomer. Todas son interpretaciones que hemos construido al ritmo de los tiempos porque necesitamos entender y explicar quienes somos y qué hacemos. Aún hoy seguimos dando nuevos significados individuales y colectivos. Estamos en el ojo del huracán de los tiempos y como coaches necesitamos involucrarnos, aprender, y sobre todo, desaprender.
Qué enfrentamos sin advertirlo
Nunca antes existió tal nivel de desmoronamiento y nacimientos, pero sabemos que para que aparezca algo nuevo necesitamos darle espacio. Evolucionar implica incluir sin dejar de lado lo anterior. El filósofo chileno, Humberto Maturana, decía que para que exista un cambio es importante también mirar qué necesitamos y qué queremos mantener.
Nunca antes la sexualidad había sido un tema tan público. Salió de las habitaciones de puertas cerradas y pasó a tener múltiples manifestaciones e incluso leyes que las protegen.
Nunca antes tantas personas a la vez habíamos vivido tantos años. Hoy entre 5 y 6 generaciones conviven en simultáneo.
Nunca antes existió un movimiento planetario en lucha por la igualdad, el respeto y la equidad de todas las personas. Encabezado por las mujeres, tuvo logros extraordinarios en cambiar la relación con el poder masculino en lo privado y lo público.
Nunca antes habíamos vivido tantos cambios radicales y globales que nos hayan dejado en perplejidad. Agreguemos un acontecimiento no menor: una pandemia que nos empujó hacia dos extremos. Por un lado, a recordar lo que es vivir con menos, es decir, revalorando lo esencial, la vida, la naturaleza y las relaciones íntimas. Y por el otro lado, a una tremenda apertura hacia lo universal y la masificación de un contagio así como el del uso tecnológico de comunicación sin barreras que amplía el mundo sin discriminar edad, cultura, clases sociales o ingresos.
Donde somos esenciales
Quienes hacemos Coaching necesitamos estar alertas a lo emergente y aprender de lo inesperado y de la incertidumbre que conlleva. Nuestra profesión está llamada a observar de forma comprometida el derretimiento del patriarcado y de las resistencias que seguirán existiendo. También de las nuevas conversaciones entre pares improbables, donde podemos intermediar.
Las reflexiones que visitamos durante estos tres meses y tres dominios (género, generaciones y ciclos de vida) son el comienzo del siguiente paso: continuar la exploración para hacernos cargo de acompañar a las organizaciones y personas que necesitan ser contenidas y escuchadas en esta nueva era.