María Cristina Zamora: Testimonio de una Baby Boomer
Pertenezco claramente a la generación de los Baby Boomers nacidos en ese extraordinario periodo de paz y prosperidad que vivió occidente después de la segunda guerra mundial. Sin embargo, nací en Colombia a inicios del 47, y en mi país la paz ha sido esquiva. Un año después de mi nacimiento asesinaron a Jorge Eliecer Gaitan, líder liberal y para completar la tarea, la clase dirigente de ese entonces, mando al ejercito a matar liberales por todo el país, dando inicio a lo que se llamó “La violencia en Colombia” con sus cientos de miles de muertos y cuyas nefastas consecuencias laten aún en el alma desgarrada de mi país.
En ese contexto, como colombiana y baby boomer, desde muy temprano tuve los ojos abiertos al mundo. No podía cerrarlos a tantas muertes, tantos niños huérfanos, tantas familias desmembradas, tanto abuso y tanto terror.
Desde niña quise ser profeta para poder ‘desentrañar los designios de los tiempos’ y con ese objetivo decidí estudiar sociología en una universidad europea que me diera una clara mirada a los desafíos y oportunidades del mundo sub-desarrollado y que me permitiera encontrar un camino de respuesta a los avatares que vivía mi país.
El paso por Europa me coincidió con hitos tan importantes como el movimiento social de Mayo del 67 en Paris y el despertar de la juventud europea en busca de soluciones sociales y políticas que nos permitieran construir un mundo de paz y justicia para todos. Desde la universidad en Bélgica, cantamos y repetimos las consignas que resonaron en Paris. Descubrimos que Bélgica abría las fronteras a los trabajadores extranjeros en periodos de bonanza y las cerraba, expulsando del país a esos mismos trabajadores, en periodos de baja actividad económica. Como los extranjeros no estaban sindicalizados, y por tanto los despidos no le traían al país repercusiones sociales. Tomamos esta bandera de lucha y un año después de mayo en Paris, los estudiantes en Bélgica nos tomamos las universidades y salimos a la calle a batallar en contra de estos abusos.
En ese entonces florece el movimiento hippie con su música y el consumo de sustancias psicodélicas. Junto con ello contamos con ‘la píldora’ que nos permitió a las mujeres incursionar con libertad en nuestra sexualidad. Con esto quiero decir que como generación tuvimos muchos espacios abiertos, tanto en el mundo social y publico como en el privado.
Como tantas mujeres de mi generación fui comprometida, autosuficiente y competitiva. Fui formada para abrir nuevos caminos de independencia y liderazgo tanto en el ámbito social como en el espacio en que las mujeres irrumpíamos en el mundo de los hombres. Me desarrollé en el mundo financiero y ya radicada en Chile fui, con otra querida amiga, una de las dos primeras mujeres ‘asesoras financieras internacionales’.
También haciendo uso de mi independencia y mi libertad, me casé y me separé dos veces.
Nuestra generación, derribó prejuicios, desafió paradigmas que parecían inmutables. El camino ya está abierto para que todos cuidemos al planeta, volvamos la mirada a la naturaleza, recuperemos las sabidurías ancestrales y construyamos un mundo de paz y amor en el que podamos sentir sin lugar a dudas que somos hermanos.
María Cristina Zamora
Octubre 2021