El placer y el deber de ser mujeres
¡¡¡Qué bien lo pasamos las mujeres cuando nos juntamos!!!
Este fin de semana, gracias a la celebración de dos santos masculinos, San Pedro y San Pablo, nos regalaron un día feriado que aprovechamos tres féminas intergeneracionales, dos amigas y yo, para irnos a la playa.
EL goce comienza con los preparativos…de qué llevamos!! En otros momentos de mi vida…habría sido el asado con el buen chorizo, y algunas ensaladitas. Hoy, muy versátiles en todo tipo de verduras para saltear, especias para sazonar, quinoas para acompañar y los infaltables jugos orgánicos de todo sabor y por supuesto el vinito blanco para acompañar los mariscos a adquirir en la caleta de enfrente.
Las conversaciones, en un lugar diferente al cotidiano, con brisa de mar y sabor salado, son los condimentos que le dan el color y el olor al encuentro. Todo tipo de temas. La actualidad, el apruebo, la lectura de la nueva constitución en voz alta, los nuevos y viejos amores (infaltable) y la música de los 70 y 80.
Por las cosas de la vida, en medio de nuestro juego nocturno de scrabble, llega un llamado telefónico de una de las hijas, anunciando que se iba de la casa, y entramos a ese tema muy nuestro, la maldita maternidad. Bendita y maldita a la vez, que nos hace gozar y sufrir por siempre. No importa la edad que tengan los cachorros, cada tanto, nos caen reclamos: de no ser vistos, escuchados, llamados y por supuesto castigadas por ello. El mayor es el autocastigo a través de esa madre culposa, víctima y abnegada… y más encima con visos de perfección que aprendimos y que creemos, para peor, que lo merecemos!! Somos mujeres modernas, en el mundo, evolucionadas (según nosotras)… que cuando llegamos al tema de los hijos, hacemos marcha atrás y hacemos una regresión a lo mas básico y tradicional del rol femenino.
Al hablar de maternidad, imposible no referirnos a las paternidades, que por algún motivo, no las consideramos parte de esta ecuación. Pareciera ser que la maternidad no tiene equilibrio masculino. ¿Será que la maternidad nos pertenece y nos la apropiamos, como si fuera auto-procreación? ¿Será también, parte importante, lo lento que ha sido el materializar la igualdad de género al enfrentar los "sacrificios" de los padres y la culpabilidad de las madres para ejercer el cuidado de los hijos e hijas paritariamente?
Los avances que están haciendo principalmente las parejas jóvenes en compartir responsabilidades domésticas equitativamente, no lo hacen en igual medida al intentar los hombres ejercer una paternidad compartida. Los cuidados y la responsabilidad siguen recayendo principalmente en las mujeres. Es aquí donde necesitamos trabajar hombres y mujeres y cómo enfrentamos en conjunto este espacio tan íntimo y relevante en el modo que estamos creando y criando a nuestros hijos e hijas, las nuevas generaciones del mañana.
Cerramos nuestro fin de semana con una alquimia perfecta de diversión y aprendizajes, de gozo y dolores compartidos, de comunión y sororidad de género. Algo que sabemos hacer las mujeres desde hace milenios y nuestros hombres están recién comenzando.
Santiago, Junio 2022