Del amor al miedo

1 de Septiembre de 2022, mes que para nosotros los chilenos ha sido y sigue siendo históricamente importante. Se acerca la primavera, celebramos las fiestas patrias, y particularmente este año, tomamos decisiones cívicas que pueden dar un salto cuántico en la evolución democrática del planeta. Sí, digo planeta, pues el votar democráticamente una nueva constitución, que nos hace mirarnos a todos como legítimos,  es un acto  inédito en la historia de los pueblos. Tenemos mucho que agradecer y celebrar. 

Sin embargo,  la emoción a que nos invitan todos los días los medios escritos y televisivos de comunicación es al MIEDO..  Miedo al cambio, miedo a la incertidumbre, miedo al futuro, miedo a la inestabilidad, miedo a la inseguridad, miedo, miedo, miedo. En las redes sociales, nos cuentan historias que nos llevan a transformar ese miedo en angustia y ansiedad, dos emociones cuyo componente más importante es el MIEDO. 

¿Qué nos permite el miedo?

El miedo es una emoción básica de muchos de los seres vivos, para nuestra supervivencia . Es la emoción que como mamíferos y humanidad, ademas de sobrevivir, nos invita a cuidarnos a protegernos de lo que juzgamos peligroso, a prevenir actos posibles, a ser estrategas, buscar caminos alternativos, a prepararnos. Es así que, el miedo como emoción, en su justa medida, nos conecta con la creatividad, con el impulso de actuar. Es una energía potente que es importante poder regularla para que sea virtuosa. Es una emoción de PODER, que nos permite poner límites al igual que la rabia. El límite que pone el miedo está asociado, en esencia, a conservar la vida y vivirla maduramente distinguiendo que es posible de aquello que no lo es.  

¿Cuándo esta emoción se transforma en nuestro peor enemigo?

Cuando esta emoción se transforma en un modo de vida. Cuando vivimos constante y primordialmente en él. Cuando a cada paso vislumbramos un peligro. Cuando lo que el otro me dice lo escucho como una amenaza o un ataque personal. Cuando para defenderme o cuidarme de ese potencial peligro, se instala en mi ser profundo la necesidad de defender mis convicciones, transformándolas en certezas, verdades absolutas y atacar, creyendo que ese es el modo de sobrevivir. 

En ese estado de ánimo se han producido las peores guerras, donde la posibilidad de entenderse y escucharse se hace imposible. No hay camino, O estas conmigo o estás contra mí. Y eso ya lo conocemos, y no hay quien no tenga una herida de batallas que ni siquiera hemos elegido voluntariamente. 

El miedo nos puede nublar la posibilidad de escuchar y discriminar las verdaderas amenazas de los que no lo son. Dado que todo es un potencial peligro, soltamos nuestro discernir y se lo entregamos a otros que alimentan el miedo. Nos nubla la posibilidad de elegir, de ejercer nuestro libre albedrío… en definitiva, el miedo cuando se instala como estado de ánimo, nos inhibe nuestra LIBERTAD.  

Libertad  de elegir, de escuchar sin necesidad de sentirme amenazado si el/la otra siente o piensa diferente. De aceptar la diversidad que somos. La opción de legitimarnos sin estar de acuerdo. A eso el Dr. Maturana lo llamaría AMOR, eco instalado en mi quehacer a fuego sin transarlo. 

Hoy 1 de Septiembre… cuando la vida de la naturaleza comienza a visibilizarse después de un frío descanso, hoy me conecto con el AMOR abrazando al Miedo en su justa medida para seguir siendo LIBRE.

Ana María Torres

Pamela Zahler