Un mapa de género para observar la diversidad

 
mapa de géneros

Un mapa de sistemas se propone como una herramienta para comprender la realidad a través de la interconexión. Desarrolla nuestra habilidad para enfocar y desenfocar sucesivamente los elementos y el conjunto. Así podemos observar, por ejemplo, a un grupo humano como así también a cada uno de los individuos que lo conforman. 

El género es un fenómeno cuyos elementos se interrelacionan entre sí. Al desarrollar una mirada sistémica, seremos capaces de mirar la realidad global y compleja sin reducirla a explicaciones de causa-efecto ni a moldes y mandatos que nos impidan hacer un buen acompañamiento.

Si comprendemos la importancia de atender a la evolución de género que tiene lugar en nuestros tiempos, podremos aprender a ampliar nuestra mirada para conectarnos con las personas desde el amor.

Desde el Coaching, precisamos reforzar nuestro conocimiento y generar distinciones para observar lo que emerge ante nuestros ojos. Un mapa de sistemas de género será capaz de guiarnos a través del escenario en que nos desplazamos todos los días, no solo para acompañar a nuestros coachees sino para comprender mejor nuestras propias vidas.

Los beneficios de adquirir nuevas distinciones 

En lo que refiere a los conceptos de lo masculino y lo femenino, hemos confundido durante mucho tiempo la biología con la cultura. En este sentido, hemos asignado roles a las mujeres y a los hombres según las características que entendemos que se les pueden atribuir de manera categórica. Debido a esta confusión, hemos creído, por ejemplo, que las mujeres son débiles o que los hombres no lloran, entre otras muchas ideas preconcebidas que perduraron durante tanto tiempo. 

Afortunadamente, hoy en día los roles y los estereotipos se están desafiando y cuestionando. Podemos observar parejas con roles compartidos, parejas constituidas no solo por hombre y mujer sino también por dos mujeres o dos hombres. Asimismo, el espacio emocional, asociado tanto tiempo con las mujeres, se ha convertido en un espacio de conquista para todos los otros géneros, tanto en lo privado como en lo público. 

Es preciso realizar un recorrido por las distinciones que la sociedad ha comenzado a identificar. Nombrarlas y definirlas se convierte en un acto de gran importancia, por lo que contar con un mapa de sistemas de género y sexualidad nos permitirá desarrollar las habilidades necesarias para que nuestra labor como coaches se vea fortalecida y enriquecida. Seremos capaces de: 

  • Develar los discursos culturales y la orientación sexual.

  • Transparentar creencias y tabúes que alimentan la discriminación.

  • Empezar a detectar quiebres recurrentes en estos nuevos escenarios.

  • Aprender a ampliar nuestra mirada de género y sexualidad como seres humanos y como profesionales.

La realidad nos invita a salir de la ignorancia en la que nos hemos movido hasta ahora, para saber y aprender sobre lo emergente. Un mapa no es el espacio concreto, pero sí una guía para recorrerlo. Necesitamos conocer el lenguaje, los deseos y los dolores de todas las personas para poder, posteriormente, abordar cada uno de sus quiebres con consciencia y sin discriminación.

 
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Mapa de sistemas de género

Cuando podemos clasificar y definir, de alguna manera se normativiza lo emergente y ya no queda en los márgenes. Se trata de un proceso que lleva mucho tiempo. Cuando empezamos a tener una finura en las distinciones, le empezamos a poner nombre a cada cosa. Entonces, podemos explorar y mirar más profundamente.

El mapa de sistemas de género que desarrollaremos a continuación nos sirve para distinguir la multiplicidad de identidades de género que se manifiestan en la actualidad. Ante todo, es preciso comprender que existen tres dimensiones de la identidad sexual a las que es preciso diferenciar con claridad:

  • Dimensión biológica (identidad con el sexo)
    Se manifiesta en el sexo al nacer. Cuando venimos al mundo, nacemos hombres o mujeres, y tenemos ciertas características biológicas, fisiológicas y psicológicas que nos identifican como tales: macho, hembra, andrógino o intersexual.

  • Dimensión Social (identidad de género) 
    Tiene que ver con los aprendizajes que hemos obtenido respecto a los comportamientos que adquirimos sobre nuestra sexualidad. El género es eminentemente social y cultural: lo femenino y lo masculino. No es privativa de ningún sexo en particular. 

  • Dimensión Sexual (identidad con la orientación sexual)
    Implica conocer y comprender que existen diversas formas de amar, de sentir placer y de construir familias, lo cual se da tanto en relaciones heterosexuales, como en homosexuales, transexuales, bisexuales e intersexuales.

El género es un conjunto de cualidades masculinas y femeninas que poseemos independientemente de nuestro sexo. Estas cualidades definen nuestra identidad y nuestra orientación sexual, traspasadas por la cultura, los ideales, las creencias y el momento del ciclo de vida de cada persona.

Identidad de género

En cuanto a la identidad de género, debemos tener en cuenta que consiste en la percepción propia de cada individuo sobre sí mismo en cuanto a sentir que pertenece a un género específico aunque no coincida con su sexo biológico.

En este sentido, existen al menos las siguientes distinciones:

  • Cisgénero: opuesto al transgénero. Son las personas que están conformes con su género asignado al nacer y concuerdan con la identidad de género asociado.

  • Transgénero: se les ha asignado este nombre a las personas que sienten discordancia con el sexo que se les asignó al nacer; se conoce como transmasculino a la persona a la cual se le asignó el sexo femenino al nacer y se identifica con el masculino, y transfemenino a la persona a la cual se le asignó el sexo masculino al nacer y se identifica con el género femenino.

  • Transexual: se denomina de este modo a las personas que presentan rechazo al sexo asignado al nacer, discordante con su identidad de género. Se produce la misma nomenclatura cruzada anterior, denominándose transexual masculino y transexual femenino.

  • Andrógino: genero ambiguo o indefinido que se declara como expresión de género masculino-femenino.

  • Bigénero: personas que se expresan en ambos géneros, o en uno y en otro o en ambos, en diferentes temporalidades.

 
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Orientación sexual

Con el concepto de orientación sexual nos referimos al deseo natural, tanto sexual como amoroso y erótico, que sentimos hacia otras personas. Se trata de una elección consciente que podemos cambiar voluntariamente por diferentes motivos.

En este sentido, conozcamos las distinciones con las que contamos actualmente: 

  • Heterosexualidad, relación hombre/mujer, en términos de la mirada binaria de la sexualidad ha sido la «norma», hoy cuestionada y desafiada como única posibilidad de relación.

  • Homosexualidad es aquella cuyo amor, deseo y erotismo está focalizado hacia personas de igual sexo.

  • Bisexualidad es aquella cuyo amor, deseo y erotismo está focalizado a personas de igual o distinto sexo.

  • Pansexualidad: se refiere a personas que pueden establecer relaciones eróticas, afectivas o románticas con hombres y mujeres cisgénero o trans, y con homo como bisexuales, y pueden llegar a comprometerse y generar relaciones amorosas con sus parejas.

  • Asexualidad: se refiere a personas que no sienten deseo, ni atracción física ni sexual, así como romántica y afectiva, con nadie del propio sexo, ni de otros.

  • Travesti: asociado a la vestimenta del sexo opuesto asignado al nacer, pudiendo ser una expresión de género. Se da generalmente en personas que tienen una identidad de género diferente a su sexo biológico. Generalmente se sienten cómodas y cómodos con el sexo asignado y no desean cambiarlo.

  • Transformista: término que también está asociado a la vestimenta del sexo opuesto asignado al nacer, expresado artísticamente para un espectáculo.

  • Género queer: es una postura ideológica y política que trasciende la definición binaria de hombre y mujer, rechazando las clasificaciones de género y orientación sexual limitante en la expresión libre de las personas en su género y sexualidad. 

Es fundamental darnos cuenta de que las personas somos más ‘multinarias’ que ‘binarias’. Es decir, existe una gran diversidad de género, identidad y orientación sexual. Sus manifestaciones en lo familiar, lo laboral y lo social deben comprenderse y abrazarse siempre como válidas y naturales. Cada vez asistimos a más variedad en la conformación de las familias y desde el Coaching debemos contar con un mapa de sistemas de género y sexualidad actualizado y libre de prejuicios, a fin de poder realizar el acompañamiento amoroso, entendido como la aceptación plena de un otro u otra, que requiera cada situación.

Ampliar la mirada con el mapa de sistemas de género 

Una gran cantidad de quiebres que nos traen nuestros coachees tienen su tintura de género, ya sea por su relación con el poder, por cómo han vivido su identidad sexual, su ser hombre, su ser mujer, su ser gay,  lesbiana, y por las múltiples manifestaciones que influyen en sus relaciones personales y en su trabajo, como así también por cómo han sido sus fuentes de aprendizajes y valoración de lo femenino y lo masculino a lo largo de su vida.

Ampliar la mirada con un mapa nos provee topónimos que nos guían y nos permite contar con distinciones para poder acompañar a nuestros coachees de mejor manera. 

 
 
 
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Un libro para coaches que buscan ampliar sus herramientas y distinciones

 
Walter Giu