El aprendizaje en los quiebres de generaciones
Tal como existen quiebres de género, las generaciones que conviven en un mismo tiempo y lugar presentan momentos particulares en los que pueden cambiar sus formas de ver el mundo. Al tomar consciencia de sus propios quiebres, cada miembro ingresa en el circuito virtuoso del aprendizaje.
Desde el Coaching, resulta fundamental que prestemos especial atención a cuáles son las preocupaciones esenciales de cada generación, a fin de que podamos acompañar a cada persona en su situación particular.
Principales quiebres de cada generación
Tener un problema vincular o económico no es igual para quien forma parte de la generación silenciosa que para quien se cuenta entre los miembros de la generación millennial. Las preocupaciones, el contexto, las creencias, la historia de vida conduce a cada persona por caminos diversos en lo que refiere al modo en que observa la vida.
Cada generación cuenta con diferentes herramientas, información y emocionalidades para enfrentar problemas parecidos. Por eso, se vuelve fundamental conocer, al menos, los quiebres más importantes de cada una de ellas, marcados por las particularidades que ya hemos conocido al hablar del mapa de generaciones que necesitamos para iluminar esta convivencia intergeneracional.
Generación silenciosa
Miedo a la muerte.
Soledad.
Aislamiento.
Fragilidad física.
Enfermedades.
Pérdida de los sentidos vitales como visión, audición, olfato, tacto.
Dependencia de los hijos o cuidadores en general.
Sensación de escasez.
Disminución de ingresos.
Pérdida del sentido de la vida.
Sentimiento de estorbo.
Marginalidad de la ancianidad por parte de la sociedad.
Pobreza.
Generación baby boomer
Miedo a la obsolescencia.
Disminución de ingresos.
Término de la vida laboral formal.
Soledad (separación, divorcios, viudez).
Transformarse en «cuidadores» y «cuidadoras» de padres o nietos.
Pérdida de sentido.
Desequilibrio entre energía vital y energía física.
Acercamiento a la finitud de la vida.
Conexión con la muerte (viudez, muerte de madres, padres, pares).
Achaques y enfermedades.
Sedentarismo.
Sentimiento de escasez.
Generación X
Autoexigencia.
Cansancio.
Perfeccionismo.
Exigencia por el logro y el éxito.
Esfuerzo.
Dificultad para conectarse con el disfrute.
Paternidad/maternidad culposa.
Quiebres con hijos/as de sus parejas.
Endurecimiento de mujeres para logros en trabajo y no ser discriminadas.
Ablandamiento de los hombres en la toma de decisiones.
Generación Y o Millennial
Baja aceptación a la frustración.
Dificultad para lidiar con experiencias y emociones negativas.
Aburrimiento con las rutinas.
Pérdida del sentido si no hay desafíos.
Maduración tardía y dependencia familiar.
Altas expectativas por parte de los padres.
Conductas evasivas frente a las dificultades.
Poca permanencia en los trabajos.
Quiebres maestros
En mi experiencia como coach, he asistido a personas de todas las generaciones. En nuestras conversaciones, siempre existe un momento particular que es el más importante de todos. Si bien todas las sesiones van descubriendo aspectos de la vida de la persona que necesitan ser mirados con detalle, siempre existe un quiebre maestro que significa el mayor dolor para la persona que solicita la consulta.
Algunas veces, se trata de la dependencia que pueden sentir los miembros de la generación millennial respecto de su familia, lo que les hace enormemente difícil verse a sí mismo como individuos autónomos y maduros. Otras veces, se trata, la dificultad para elegir que pueden experimentar los miembros de la generación baby boomer, por ser una generación que transita entre lo tradicional y la apertura, donde los caminos están por construirse.
Como estos, existen muchos casos en los que un quiebre maestro es transparente para la persona que lo está atravesando. Por eso preciso acompañar su proceso con plena atención a todos los aspectos que se develan en las sesiones. No solo las palabras son las importantes, puesto que a veces el cuerpo y los silencios son pistas de aquello que no se está diciendo, pero que resulta lo más importante.
El circuito virtuoso
Una de las mejores maneras de acompañar a otras personas para salir del círculo vicioso en el que se sienten atrapadas consiste en hacernos las mismas preguntas que luego les haremos a ellas:
¿Cuáles son mis juicios maestros dada mi generación? ¿Cuáles son los que más me pesan?
¿Qué es lo que más me duele en este momento de mi vida? ¿Qué es lo que me está moviendo?
Sobre mi historia, y en términos de las tareas que me ha tocado realizar, ¿cuáles he realizado y cuáles creo que aún tengo por realizar?
Mientras más nos conozcamos, más podremos escuchar con atención para acceder a una diversidad de distinciones que se enlazan unas con otras, agrandando el cuerpo interpretativo de quienes piden nuestro acompañamiento.