Diversidad e Inclusión 2: palabras concatenadas

¿Por qué nos llama a hablar hoy de Diversidad e Inclusión?

¿Es un fenómeno moderno?

El palacio de gobierno de Chile se ilumina con los colores de la bandera LGBT después de que el Senado aprobara un proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo.

Hace de 5 años que la presidenta Bachelet presentara el proyecto de ley para permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo, quedando estancado en el Congreso Nacional por falta de priorización de los legisladores. 

Este evento marca un antes y un después en el camino del reconocimiento y aceptación de la diversidad que nos constituye como seres humanos, a su vez que hace parte, incluye, a un porcentaje de la población que estaba funcionando en los bordes. 

El artículo que a continuación presento, lo escribí hace pocas semanas, para un laboratorio de coaching que he estado desarrollando y que ahora comparto más abiertamente, dada su contingencia. 

Al hablar de diversidad e inclusión estamos dando cuenta de un fenómeno que emerge de las piezas del fondo, lugar donde se guardaba lo que ya no se usa o para esconder aquello que no se quiere mostrar, e igualmente existe.

Diversidad ha existido siempre. Familias diversas, géneros diversos, condiciones físicas diversas, razas diversas, personas diversas. AL juntar los dos conceptos… incluir la diversidad quizás ahí está lo nuevo. Hasta hace pocos años, hemos catalogado como sociedad, todo lo que se salía de la norma como “anormal”, “raro”, un “caso”, desechable, no importante… llegando a naturalizar los comportamientos mas frecuentes y negando todo aquello que no lo fuera. La ciencia ha contribuido a este reduccionismo,  denominándolo “la excepción de la regla”, marginalizando y muchas veces negando los fenómenos “atípicos”, como en la medicina que hasta hace pocos años, la homosexualidad era considerada una enfermedad y había que curarla. 

Cuando hablamos de Inclusión, estamos diciendo que ha faltado algo que no ha estado y que es tiempo de hacerlo parte. Ser parte en plenitud, diferenciándose de la “incorporación”, que tiene su connotación de inequidad. Inclusión es la palabra clave, pues eso significa hacer visible lo diverso, ponerle nombre, interactuar con aquello, abrirle la puerta. Y es allí donde comienzan las negaciones culturales de lo que es posible y lo que no en nuestro metro cuadrado.  

Al hablar de diversidad e inclusión dos temas emergen como ecos de este coro de voces: la discriminación y la necesidad de proteger con leyes los pasos avanzados para generar pautas de comportamientos como las leyes de cuotas. Inevitablemente cuando se produce un cambio, una apertura hacia lo no frecuente, la convivencia mas allá de los GCU (Gente Como Uno), requiere tiempo para incorporarlo o definitivamente hay resistencias personales y de la sociedad, por lo tanto, dejar marcado el ritmo, la letra, hacia donde queremos ir, es de máxima relevancia. 

La cultura patriarcal, de larga data, aun está vigente con todos sus mitos, creencias, hábitos, supuestos, lenguaje, del cual no somos del todo conscientes  aún y lo vivimos como, “así es la vida” y no como esto es lo que aprendí, por lo tanto, nos cuesta ver la posibilidad de elegir algo diferente.  

Este velo que nos ha tapado los sentidos como sociedad, co-existe hoy con nuevas manifestaciones de lo diverso que comenzamos a ver a través de su transparencia, evidenciando sus necesidades, sus urgencias y sus gritos de ser vistos y de ser parte, saliéndose de los bordes como excepciones de la regla. Existen aceptaciones, comenzando por el uso del lenguaje inclusivo pues como coaches sabemos, que el lenguaje crea realidad, cambia los contextos, las emociones, la corporalidad y las acciones. La creación de nuevos términos como la sororidad (complicidad de género) el reconocimiento y nombramiento de nuevos géneros y orientaciones sexuales son algunas de los y las representantes de  lo que emerge hoy. 

Diversidad e Inclusión no es solo le pertenece al género, sino que también a las generaciones de personas mayores, de discapacitados en situaciones de marginalidad y discriminación. ¿Cuan conscientes/inconscientes somos, cómo le hablamos a las personas mayores, cómo actuamos con ellos?. Los infantilizamos cuando les hablamos en chiquitito, cuando les decimos abuelitos, cuando creemos que por tener el pelo blanco hay que hablarle mas fuerte, o andar mas despacio. Cuando me miro al espejo, y me veo en el rango de edad de persona mayor, también me creo y me pillo en los “no ya…”, auto-discriminándome de entrada.  Me escucho y escucho a muchas de mis amigas y amigos diciéndonos: “No, ya no estoy para ir a bailar de noche…No, ya no estoy para esos trotes…No ya…no estoy para emparejarme de nuevo, …No, ya… no me pongo traje de baño… etc. Y por supuesto que me sale mi rebelde, que muchas veces no elige lo que quiere, sino que elige la rebeldía. Bueno, eso me pertenece y sigue siendo mi trabajo personal con los mandatos culturales.   

La cultura oculta, es transparente, y requerimos traerla, nombrarla, y distinguir lo que es propio y le pertenece a ella y recién ahí puedo elegir. Y no quiero dejar pasar lo que significa ser de esta cultura chilena, latina, judeo crisitiana, neo liberal y patriarcal. Lo nuevo, el cambio, lo diferente, nos desestabiliza sin darnos cuenta. Es una cultura conservadora, que no privilegia la innovación y le da el máximo valor a lo conocido. “Si así nos ha resultado para qué cambiar”, es una frase que la escuchamos aún ahora en períodos de turbulencias, anhelando volver a una “vida normal”. 

¿Por qué estos dos temas son importantes para el coaching?

1.- Tomar consciencia de la nueva cosmología. La multi “todo” es una realidad hoy, y muchos de estos fenómenos nos tocan en nuestras prácticas profesionales, tanto a nivel institucional como personal. (multiculturalidad, multisexualidad, multigénero, multietnias, multicolores… etc. )

2.- Necesitamos hacernos preguntas hacia nosotros/as mismos/as. 

Por ejemplo: ¿Qué ha sido ser mujer, hombre para mí, gay, lesbiana, trans? ¡Qué es mío y que le pertenece a la cultura? ¿Son los mandatos que aprendí en mi familia? ¿Cuáles son mis resistencias? ¿Mis miedos, mis rabias? Conocerlas y así no traspasarlas a nuestros cocales. 

3.-Familiarizarnos con los fenómenos: 

Por ejemplo: Diversidad sexual, diversidad de identidades de género, discriminicaciones, aceptaciones, mas allá de nosotros/as mismos/as. 

4.- Escuchar los discursos culturales, religiosos, de género en evolución, de interculturalidad. 

5.- Desapegar nuestras propias creencias de las del coachee.

6.- Generar una escucha generativa y empática. Eso significa suspender nuestros juicios para poder indagar y acompañar legitimando al otro/a. 

7.- Desarrollar intencionadamente la plasticidad frente a esta cultura líquida, impredecible cambiante y en evolución.

El llamado es a la consciencia, darnos cuenta de lo que se está manifestando, y como abrimos nuestra escucha empática a incluir lo diverso, los distintos géneros, generaciones, razas, etnias… con sus sabores, colores y olores que combinan con la multiplicidad de voces y acentos en lo cotidiano familiar, en la calle, y en las organizaciones. Hay mucho por afinar!!

Ana María Torres, Coach Senior

María Pinto, 15 de Noviembre 2021

Pamela Zahler