De lo que no se habla en el coaching: Un espacio a conversar en supervisión

1.- Los traumas o "temas difíciles".

Hoy nos reencontramos los coaches que estuvimos durante todo el año pasado y parte de este, aprendiendo y profundizando en supervisión de coaching con mirada ontológica. Fue un espacio nutritivo para todas y todos, un lugar acogedor, el sentir de "volver a casa , y  a la vez generativo de múltiples proyectos, de darle más voz a esta supervisión con apellido.

En lo personal, yo "prendo fácil", me entusiasmo rápidamente, sobre todo si se trata de aportar y escribir sobre profundizar en la mirada del coach, de los procesos de coaching y de su supervisión. En el compartir durante el encuentro, traje mi experiencia de estar participando en un curso de trauma, en la Escuela de Psicología de la Universidad Católica. Ha sido refrescante y potente. Lo fresco viene del estar en una sala de clases nuevamente, de lo intergeneracional, de airear temas tan poderosos como los traumas vividos, especialmente en nuestra primera infancia. Potente también de poder poner esas heridas que dejan cicatrices, como marcas que como pueden doler, también pueden transformarse en los mayores aprendizajes de la vida. Incluso darle sentido a nuestras vidas y que guíen nuestro camino. 

En el lugar de formadora de coaches, uno de los temas que más me han llamado a ponerle atención han sido los "temas emergentes” (diversidad, inclusión, género, diversidad sexual, etc.) y "temas difíciles” (muerte, abortos, abusos, violencia, abandonos, enfermedades, etc.) vivencias con que nos encontramos a menudo en nuestras sesiones de coaching. Estamos hablando de coaching ontológico, donde el ser y la transformación del coachee esta en el centro de la conversación, donde los ecos de sus cicatrices profundas pueden estar aun resonando o resurgiendo y necesario escucharlas. 

Los coaches a menudo nos hacemos la pregunta… ¿estamos preparados para acompañar a nuestros coachees cuando aparece algunos de estos temas específicos que marcan todo su ser y hacer? ¿Los derivamos? ¿Los acompañamos? 

En mi caminar en esta formación de Supervisión de Coaching Ontológico, en variadas prácticas de supervisión, aparecían estas interrogantes respecto de los límites, hasta dónde llegamos los coaches en estas situaciones donde hay experiencias traumáticas. 

Muchas veces el motivo de consulta no es el trauma, sino algún quiebre laboral, o relacional, y al indagar más profundamente en la historia que tiene de su vida, llegamos a dolores más profundos, que a menudo, siguen estando presentes en su ser y quehacer actual, en sus creencias de lo que es o no posible en su presente y futuro. Por ejemplo, el quiebre actual y motivo de coaching de un cliente es sentirse "abusado" por su jefatura. Al explorar en su relación con las figuras de autoridad en su vida, puede aparecer que ha habido abuso de autoridad de sus cuidadores de pequeño/a, más aún, puede haber sido abusado/a o sufrido bulling de niño/a. Es un patrón que se repite y que probablemente el coachee no asocia y que nosotros como coaches podemos develar. 

Dada nuestra aproximación al ser, desde la legitimación, de la aceptación, de la pregunta generativa, podemos ser acompañantes amorosos, para explorar la narrativa que hoy está teniendo nuestro coachee respecto de sus experiencias pasadas. Por ejemplo, ¿será de "víctima"?, "dependencia"?, "paralización"?, "negación"?... entre algunas posibilidades. Ponerles nombre, declararlos como tal, abre las primeras puertas para generar nuevas realidades. 

Como coach de coaches y de personas que he acompañado como coach durante 30 años, en múltiples escenarios, a veces nos toca ejercer nuestro rol de enfermeras/os.  De mirar la herida, previo acuerdo con nuestro coachee, aliándonos con la perspectiva que les da el tiempo, la vida vivida, sus aprendizajes. Son como los vendajes que vamos sacando, que ya no son necesarios. Este lugar a que los invito, tiene la intención de atrevernos a acompañar, no siendo expertos en los temas, pero si somos expertos en escuchar, empatizar y mirar tanto los obstaculizadores como los posibilitadores que su herida está teniendo hoy.

En supervisión, es relevante mirar como esas heridas, que pueden estar apareciendo en el coachee, impactan al supervisado. Nuestro rol es delicado, de cuidado, pues puede que esa herida del coachee gatille conversaciones internas del supervisado que es necesario escuchar y que nosotros no conocemos. ¿Habrán procesos paralelos?  ¿Hace transferencia identificándose con el coachee? ¿Tiene juicios morales? ¿Se engancha emocionalmente? 

Este es un tema central a seguir abriendo, formulándonos preguntas, prepararnos, conocer, aprender de los diversos escenarios que nos pueden aparecer en el ejercicio de nuestra profesión como coaches ontológicos y como supervisores ontológicos. 

Santiago, Mayo 2023.

Pamela Zahler