Coaching y sueños: incorporando el inconsciente

“El análisis de los sueños es la vía regia (camino real) hacia el conocimiento de las partes inconscientes de la mente” Sigmund Freud

Hace unos 3 de años que estoy participando de un taller de sueños con un grupo de mujeres y hombres, facilitado por el Psicólogo Jungiano, Juan Marcos Aguirre. Este mes comenzamos una nueva etapa en nuestras reflexiones, después de un período de receso, por motivos de salud de nuestro profesor que tuvo que dedicar toda su energía vital a sanarse. Este espacio de silencio me ha permitido seguir atesorando esos sueños que han llenado páginas y páginas, cómo joyas guardadas en un cofre dorado.  

Para mí este espacio ha sido un lugar para adentrarme en una intimidad (interioridad) desconocida, en que por mucho tiempo sus significados fueron anecdóticos, como para muchos de nosotros, en que lo onírico lo trasladamos al espacio de la fantasía, de lo “irreal”, de “lo raro” y sus historias rápidamente son olvidadas, por considerarlas “inútiles”. 

Sin embargo, los sueños han sido una parte importante de la sabiduría ancestral de nuestros antepasados por miles de años, quedando, en los últimos siglos, en el olvido como fuente de conocimiento, al primar la razón por sobre todas las cosas.  Si observamos el pasado cercano, algo parecido nos pasaba con las emociones, que “nos nublaban la razón”, por lo tanto, eran despreciadas, no validadas, entorpecedoras de nuestro claro raciocinio. Un primer peldaño en ampliar la conciencia de quienes somos ha sido incluir la “inteligencia emocional” como parte de nuestro repertorio del ser y de nuestro mundo relacional a todo nivel: con nosotros mismos y de las tribus que conformamos. La ampliación de entender este ser relacionante emocional que somos, nos corrió un velo que nos ha permitido observarnos más profundamente, donde el sentir tiene lugar, equiparándose poco a poco al “pensar”, que sigue aún ganando por cabeza la carrera de esta humanidad moderna. 

El ámbito de los sueños, recién en el siglo pasado, ha sido declarado parte de nuestro inconsciente o subconsciente, que vive y se desarrolla cuando dormimos y la otra parte de nosotros que hemos llamado el consciente, ocurre cuando estamos despiertos, en vigilia. El día y la noche. La luz y la oscuridad. El sol y la luna. Lo masculino y lo femenino. El ánima y el animus. Polos que descifraremos en otros escritos posteriores. 

Mi primer aprendizaje ha sido el recordar mis sueños. Paso por períodos, donde cada noche es un viaje, que pareciera que el día no me alcanzara para atrapar la vida y se manifiesta en mis sueños representados en situaciones mayoritariamente cotidianas, y otras no tanto. Así mismo, existen lapsos de tiempo en que el dormir no es sinónimo de sueño si no más bien de recordar. He desarrollado una rutina de tener el computador a mi lado, que cuando despierto, si las imágenes se dejan ver, escribo lo vivido en mi inconsciente, trasladándolo a mi mundo consciente, convirtiéndolo en un relato, lo más descriptivo posible, iluminada solo con la luz de la pantalla.

Desde el momento que comencé a aprender sobre su significado simbólico, una luz interna comenzó a iluminar territorios a los cuales hasta ese momento no tenía acceso. Comenzaron a surgirme interrogantes sobre ese mundo de 8 horas después de la vigilia: ¿Por qué soñamos? ¿Si sueño, descanso? ¿Qué ocurre con mi mundo emocional durante el sueño? ¿Qué me quiere decir este sueño? ¿Habrá una lectura única? ¿Cómo es la línea del tiempo en los sueños? ¿Qué simboliza este sueño para mí?

Como coach, el tener acceso al inconsciente y poder trabajarlo con un coachee, me da una entrada a ese lugar que no tiene prejuicios, no tiene obstáculos, no tiene intención, es como descifrar el revés del traje, con sus nudos y costuras. Es ampliar ese observador que se relaciona con otro nivel de nuestro ser que nos trae pistas lúcidas, que nadie más que el propio coachee puede ir descifrando acompañado de las preguntas del coach. 

Esta reflexión es una primera invitación a nosotros los coaches a desarticular los prejuicios de charlatanería y superstición, de lo “irreal”, para acceder a comenzar a explorar esos territorios ocultos detrás de nuestros sueños, develadores, reveladores, y sanadores, misterios que nuestra alma nos regala y que podemos aprovechar para el crecimiento de nuestro ser más profundo. 

Santiago, diciembre, 2024

Pamela Zahler