La evolución de género ante los ojos del Coaching

 
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Las personas hemos aprendido a ser hombres y mujeres según nuestro contexto. Cada época ha dictado lo permitido y lo prohibido para cada sexo. El género es una cuestión cultural.

Actualmente, vivimos en una época signada (será mejor “marcada”?)por la emergencia de la diversidad. La variedad de género confronta el binarismo —hombre/mujer, homosexualidad/heterosexualidad— imperante en otros tiempos y nos desafía a buscar la manera de no estancarnos en rígidas nomenclaturas.

Latinoamérica está experimentando un proceso de cambio profundo. Su gente, sus estructuras y sus jerarquías se están transformando. El patriarcado y sus relaciones de poder están en pleno movimiento. Para que este cambio fluya sin obstáculos es indispensable aprender cómo la interpretación de género evoluciona.

Dada la rápida toma de conciencia motivada por movimientos y manifestaciones femeninas y de transgénero en todo el planeta, esta evolución se puede considerar más bien una revolución. Como coaches, debemos prestarle la atención que merece. 

Producto de un quehacer colectivo, en el último decenio, y de manera más determinante en los últimos cinco años, la “naturalización” (ponerlo entre comillas) del género ha ido cambiando. 

El desafío del Coaching es aprender de género en medio del cambio, a fin de promover una verdadera inclusión. Para adaptarnos a la evolución de género, necesitamos centrarnos en cómo han sido los cambios que se han dado hacia una mayor diversidad y lo que está gestando este nuevo escenario. 

 
Evolución de Género
 

¿Qué es la cultura de género?

La cultura es una malla que une a la sociedad y está constituida por mandatos, juicios e interpretaciones de lo que es la vida. Habita en el espacio interpretativo y se manifiesta en hábitos, modos de vida, creencias, mitos, valores, expresiones de nuestra moral. 

La cultura de género es parte de esta malla y por milenios no fue considerada como digna de atención. Se le veía, sencillamente, como un ordenamiento natural. Los distintos roles y estereotipos asignados a hombres y mujeres no eran cuestionados.

Hoy, estamos ante un distanciamiento de la naturalización que por mucho tiempo mostró como inmodificable lo que sí se puede cambiar.


Se descerrajó el arcón de los misterios y se están quedando en evidencia las triquiñuelas de la cultura patriarcal para ocultar lo que no parecía «normal».


Ha comenzado a emerger una conciencia colectiva y es preciso nombrarla. Emergen voces que, casi al unísono, proclama la «salida del clóset».

La importancia de nombrar lo emergente

Todas las personas tenemos el derecho legítimo de ser escuchadas y acogidas. Cuando nos atrevemos a hablar de lo que sucede, las grandes inequidades salen a la luz y así es posible colocarles nombre para legislar la emergencia de lo diferente.

Como resultado de diversos movimientos inclusivos y de equidad, se han llegado a formular leyes que amparan los avances y los acuerdos logrados. Por ejemplo:

La promulgación de leyes constituye la declaración de existencia y legalidad que da lugar a la diversidad como parte del sistema ciudadano. Pareciera ser que requerimos normar para que las voces emergentes tengan ritmo de conquista. 

Todos estos movimientos generan resistencias y aceptaciones que, como coaches, debemos tener en cuenta.

Resistiendo el cambio: negar la evolución de género

Esta revolución cultural genera diferentes reacciones. En una sociedad principalmente conservadora, que no admite el constante cambio, asistimos al menos a las siguientes resistencias: 

  • Violencia intrafamiliar

  • Acoso sexual

  • Despidos 

  • Homofobia

  • Femicidios

El valor de ponerle nombre a las resistencias nos permite visibilizar las transgresiones antiguas y nuevas que requerimos evidenciar para cuidarnos individual y colectivamente como sociedad.

 
Aceptar lo Emergente
 

Aceptando lo emergente: escuchar la voz colectiva 

Además de la sororidad, los movimientos feminista y LGTB, estamos ante la aparición de las siguientes aceptaciones que permiten escuchar lo colectivo y dejan aparecer lo emergente:

Evolución de género e inclusión

Hemos olvidado durante mucho tiempo que las personas nacemos todas iguales. Aquí hay espacio para cualquier orientación sexual, raza, idioma, nacionalidad, postura o credo.

Incluir es mucho más que integrar. Integrar es “hacer que una persona o una cosa se incorpore a algo para formar parte de ello”. Sin embargo, el concepto de inclusión nos lleva a un entendimiento más sistémico. “Incluir” responde al concepto de “contener”, “comprender” y “ser parte”. La inclusión es justa y digna.

La diversidad de género

Hoy distinguimos más de treinta manifestaciones de orientaciones sexuales que se nombran y se definen, por lo tanto, existen, aunque esto no signifique necesariamente que sean incluidas en la sociedad. Es un proceso en ciernes, algo que se está gestando.


El binarismo ha quedado en el pasado.


En las familias tradicionales, cuando había un homosexual era obviado, escondido o rechazado. Hace aproximadamente veinte años comenzó un movimiento de gais y lesbianas en países con más apertura y aceptación de las diferencias para poder vivir su vida con más libertad. 

El rol de la tecnología en la evolución de género

El internet y las redes sociales han sido la malla que sostiene la palabra y ha permitido la comunicación global y diversa, ampliando el lente para mirar otras realidades y el mundo desde otra perspectiva.

Las redes sociales, particularmente, han sido un terreno fértil para observar los cambios que se dan en la mirada sobre la evolución de género. La juventud de hoy vive conectada con el mundo, es más abierta y más inclusiva.

La evolución de género: un constante aprendizaje

Desde el Coaching, debemos prestar mucha atención a que los logros conseguidos no nos conduzcan a una institucionalización de lo emergente. Si esto sucede, algo esencial deja de hacerse: aprender sobre evolución de género. 

Para desarrollar una verdadera inclusión en materia de género y diversidad, es fundamental continuar reflexionando sobre los cambios culturales que suceden a nuestro alrededor.

Como coaches, es nuestra responsabilidad comprender la mirada de género de toda persona que solicite nuestro acompañamiento. 

En este sentido, en mi libro podrán continuar indagando sobre este enriquecedor proceso en el que tenemos total participación. 

Les invito a abrir conversación, diálogo, preguntas, reflexiones respecto de estos temas. 

Por ejemplo, recientemente vi en la Web un grupo de mujeres de distintas generaciones conversando respecto del “gerofeminismo”. Debido al aumento de esperanza de vida y la marginalidad de las mujeres mayores en la sociedad, comienzan a escucharse nuevas voces. 

Este tipo de movimientos se manifiesta día a día y los coaches requerimos estar surfeando en la ola de lo que emerge, así hacer un acompañamiento con un mapa global y actual. 

Dejo planteado este tema en esta ocasión y lo podremos ahondar en próximas publicaciones.

 
 
Consigue+tu+Ejemplar

Un libro para coaches que buscan ampliar sus herramientas y distinciones

 
Walter Giu